Mike Laure, un amor en Chapala
(Las citas que se presentan en el cuerpo de este trabajo fueron tomadas de entrevistas realizadas a Mike Laure y publicadas en las revistas México Canta -1965- y Notitas Musicales -1974-). Autor: Jorge Triana (Es Presidente de la Comisión de Servicios Audiovisuales de la Sección 47 del SNTE; coordinador del Festival Internacional de Cine, Video y TV para Niños "Kalidoscopio"; becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Jalisco (1999-2000)
Y no es por nada, pero el Mike Laure es el Bob Marley jalisciense, con ese swing es capaz hasta de hacer bailar una piedra. San Lalo Blues, alías Sergio Fong, poeta y ociólogo.
El siguiente, es un texto que forma parte de una investigación para la realización de un documental sobre un ídolo de la música tropical, nacido en El Salto, Jalisco, Miguel Laure Rubio o mejor conocido como Mike Laure; es de gran importancia mencionar que este proyecto es apoyado por el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (FECA), en el área de Difusión del Patrimonio Cultural (1999-2000) y por la U. de G.
La música es una de esas manifestaciones artísticas que influyen mucho en nuestra vida (tal vez quien diga que no le gusta escuchar o no ha escuchado música, esté viviendo en otro mundo o fuera de la realidad o extremadamente, se le podría considerar como alguien con una vida amargada) muchos nos enamoramos, nos divertimos, nos enojamos, nos reconciliamos o tenemos malos o buenos recuerdos con los sonidos melódicos de una canción o una pieza musical.
La música es parte fundamental en la identificación de toda urbe, es una parte destacada de sus diversas manifestaciones culturales, tal vez más sencilla o muchas veces más compleja que la gastronomía o la arquitectura, sus modismos, sus trajes típicos y tantos detalles más, que definen un estilo muy peculiar de vida en cada ciudad, estado o país. También nos puede remontar a épocas, modas y tradiciones.
Muchas veces hacemos la distinción de un país, de un estado o ciudad a otro por su música o bien por sus cantantes o músicos; por ejemplo si escuchamos cantar a Carlos Gardel, nos remite al Tango y de inmediato nos ubica en Argentina; si por ahí escuchamos un Son o una Rumba, nos remite a Cuba; si escuchamos Blues nos pone a pensar en la raza negra, o en Menphis; si nuestros oídos perciben una síncopa de 4/4 evocamos inmediatamente un Jazz de Nueva Orleans o New York y así nos podríamos ir con un sinfín de ejemplos.
En nuestro país es típico escuchar las más diversas manifestaciones musicales, cada mañana y durante el transcurso del día a través del sonido de un aparato reproductor de música nos invita a realizar las tareas del día desde una casa, un taller, una oficina, incluso algunos lugares poco comunes, y esa sensación de escuchar un poco de música hace la vida más llevadera a todo aquel que desarrolla una labor o que escucha la radio por simple disfrute.
Así como los lugares tienen sonidos característicos, también tiene una peculiaridad, desde los más monótonos hasta el extremo de rítmicos. ¿Quiénes de los que vivieron en la etapa de años ’60 y ’70 y muchos de los que nacimos en esa época, no recordamos las fiestas, bailes o reuniones familiares, donde se escuchaba y se bailaba música? ¿Quiénes, también, no recordamos el Swing, el Mambo, el Cha cha chá, el Danzón, la música tropical que nos llegaba con influencias colombianas y cubanas, sobre todo? En la actual cultura de masas, son dos los únicos valores que parecen tomarse en cuenta para hablar de la trascendencia de un artista: su popularidad –que puede ser efímera, pues lo que es hoy un éxito, no tiene garantizada su permanencia en el gusto popular–, y todavía más importante, ser el primero en incorporar un género o peculiaridad a un ritmo propio.
En Guadalajara surgió un músico que interpretaba muy bien los ritmos juveniles de su época (el Rock and roll, swing y el A go gó), pero a pesar de ello sus mayores éxitos los obtuvo con la Cumbia, después de fusionar varios ritmos y con letras en doble sentido o con un humor muy peculiar.
En los bailes populares, grabaciones musicales (alrededor de 76 discos LP en su carrera), televisión y centros nocturnos de la capital mexicana, fue donde más se notaron sus triunfos, mismos que lo llevaron a incursionar hasta en el cine: El agente 00 Sexy (1967), nos referimos a Mike Laure, quién en realidad se llama Miguel Laure Rubio y nació un 29 de septiembre de 1937, en El Salto, Jalisco. "Nací en El Salto, Jalisco y mi origen es humilde en todos los aspectos: vivíamos muy mal, vestíamos peor y apenas si nos alcanzaba para mal comer.
Apenas comenzábamos a hablar y ya trabajábamos, vendí dulces, chicles, pan; también trabajé en el campo, luego fui obrero textil, entre otros muchos trabajos". Cuando tenía 8 años de edad le compraron su primera guitarra y, posteriormente, se hizo un buen baterista. Aprendió a tocar guitarra hawaiiana y el bajo para lanzarse como profesional en un casino de Guadalajara, donde fue descubierto y contratado por una firma disquera. "Desde pequeño comprendí lo difícil que es vivir. Mi padre murió cuando yo era muy chico, mi mamá siempre estaba enferma, y los únicos ingresos de que disponíamos eran los de mis dos hermanos mayores, que eran ínfimos.
Yo fui el más chico, pero nunca tuve niñez." En la época que surgía el movimiento del Rock and roll, Mike Laure logró fusionar los diversos ritmos provenientes de distintos lugares, creando un sonido muy peculiar con éxitos como "La rajita de canela", "039", "Tabaco mascado", o "La banda borracha", tomando los ritmos primitivos del África y mezclándolos con las influencias cubanas y latinas como la Charanga, el Son, la Rumba, entre otros muchos, creando así un sonido muy característico. "La afición por la música la heredé de mi madre, ella tocaba diferentes instrumentos, aunque nunca lo hizo profesionalmente, y también todos los miembros de mi familia tocaban algún instrumento".
Miguel Laure Rubio integró su primer grupo musical en 1951 y en 1958 formó el grupo "Los Cometas", con sus primos Chelo Rubio (solista), Raúl Rubio (saxofón), José Rubio (batería y coros), Narciso de Anda (acordeón), su hermano Antonio Laure (batería) y Ramón Arreola (guitarra rítmica). "Desde pequeño me dio por formar grupos musicales con mis hermanos o mis amiguitos, tan pobres como yo. Como no teníamos dinero para comprar instrumentos, los construíamos y así recorrimos todas las tiendas del pueblo cantando. A cambio recibíamos dulces y galletas, frutas o pan, y en ocasiones hasta dinero".
Laure, cantante con voz muy melodiosa, rítmica, sabrosa (como pocos), trató de sobresalir en su estado natal, Jalisco, sin lograrlo plenamente. Su nombre verdadero lo cambió por el de "Mike" cuando se presentó en Laredo, Texas, en su modalidad de cantante de Cha cha chá. Después de haber incursionado en el Rock and roll (de hecho ejecutaba covers de éxitos de Bill Halley adaptados al español) y después en el Twist, no teniendo el éxito esperado, con piezas de su autoría como "Manzanillo Twist", decidió cambiar al ritmo tropical, siendo la Cumbia la que le dio más triunfos, el tema "Tiburón, tiburón" y después "Mazatlán", fueron los primeros que lo colocaron en el gusto del público. Poco después fue contratado para presentarse a trabajar en la capital de la República, en un centro de primera, llamando de inmediato la atención del público ya con el nombre Mike Laure. Realmente no tenía en su haber ningún hit musical, con excepción de "Tiburón, tiburón" y "Mazatlán". "En lo personal no me considero un mal artista ni haberle hecho algún perjuicio a otro; sé que tengo varios defectos, como el de no poseer una buena voz, no tener una fuerte personalidad, entre otras cosas, pero lo único que pretendía es agradar al público que gentilmente me escuchaba. Yo toqué y canté lo que más les gustaba, por ejemplo, mi repertorio era bastante variado y eso es una gran ventaja, porque si salía a escena y veía que algunas personas estaban ‘alegres’ y me pedían determinadas canciones, no tenía ningún motivo para no complacerlos".
El inicio de su carrera lo hizo en Guadalajara donde comenzó a cantar en clubes exclusivos, siendo contratado por el "Beer Garden" de Chapala, en donde estuvo tocando mucho tiempo, es por eso que es considerado oriundo de Chapala. Laure, desde la Cumbia intercaló una que otra pieza con el A go gó, resultando una mezcla musical que fue aceptada por su público. No fueron pocos los que le dijeron que el éxito de sus canciones se debía exclusivamente a que estaban hechas en ritmo de Cumbia, que tanto gustaba en los días que aparecieron sus grabaciones. Sin embargo, al poco tiempo, Mike Laure lanzó a la fama nuevas canciones con las que reafirmó su gran calidad artística, demostrando así que no era la "llamarada de petate" que muchos suponían. "Por fortuna llegué a tener muchísimo trabajo, de teatro de revista pasé a centros nocturnos, después de haber filmado algunos programas de televisión, o haber grabado toda la mañana en la compañía disquera ‘Musart’. Los fines de semana ya tenía compromisos en fiestas, en salones de baile de provincia. Conocí el teatro, los discos, la televisión, etc., y por ninguno tuve preferencia, porque todos me gustaban mucho y me fue bien actuando en cada uno de ellos". Otra etapa de Mike Laure y que se une fielmente a las manifestaciones culturales más populares era su afición a la Lucha Libre, a la que asistía como aficionado, para presenciar los enfrentamientos que sostenían sus grandes favoritos como "Ringo" y "El Cachorro" Mendoza, con los que mantiene una gran amistad. Prueba de ello, es el gusto de la música de Laure por los más famosos ídolos del pancracio mexicano.
La primera de sus canciones en hacerse famosa fue "Mazatlán", que alcanzó una gran popularidad en toda la República Mexicana, y no solamente, sino que traspasó las fronteras llegando a Centro y Sudamérica, desde donde reclamaban la presencia del cantante. Posteriormente y con la misma fuerza, aparecieron nuevas grabaciones que vinieron a encadenarse a la lista de éxitos del cantante "de Chapala"; éstas fueron, entre otras: 039, No llores y Amor en Chapala, canciones que por mucho tiempo fueron muy solicitadas en los programas de radio dedicados a las complacencias. Al inicio de su carrera, algunos críticos decían que era imperdonable la audacia de Mike Laure, y no fueron pocos los que se equivocaron, al creer que después de "Tiburón, tiburón" bajaría totalmente su popularidad. Resultó lo contrario, ya que fue precisamente en ese tiempo cuando Laure y su orquesta "Los Cometas" fueron los más solicitados, tanto en la Capital como en el interior, y sus canciones ocuparon los mejores sitios en el cuadrante de la radio y en las listas de popularidad. Respecto a sus grabaciones, es por demás mencionar que sus éxitos predominaron en cualquier fiesta o reunión, ya sea familiar o festejo multitudinario. "Puedo decir lo bonito que se siente ser aplaudido y conocido; una de mis grandes satisfacciones es haber actuado en Guadalajara, en la Plaza de Toros que se encontraba enfrente del Hospicio Cabañas (hoy Plaza Tapatía) y en grandes casinos. Pero el gusto que tengo, no es por el hecho de haber tocado ahí, sino que esos sitios nunca habían sido llenados a tal grado, por ningún artista, como lo hice en esas presentaciones. Fue algo que me emocionó mucho, por tanta gente que me aplaudía, que me pedía otra y otra canción". Cuenta la prensa especializada de esa época, que el cantante era muy sencillo; a pesar de ello, el fanatismo por Laure quedó demostrado en más de alguna ocasión por el público, que asistía a sus presentaciones en un teatro de revista donde ocasionalmente tocaba. En alguna ocasión, Mike Laure tuvo un fuerte dolor de muelas y, para calmarlo, tomó un medicamento que lo intoxicó y tuvo que estar en reposo. El primer día que enfermó, el cantante todavía quería salir a actuar, pero al final no pudo. Cuando al público le fue comunicado que esa noche no se presentaría el cantante, estallaron las protestas, amenazaron con quemar el teatro e incluso llegaron a la audacia de introducirse a los camerinos y buscar al cantante que suponían estaría allí. Al convencerse, finalmente, de que no se encontraba allí, todavía siguieron protestando; para remediar esa situación, la empresa tuvo que devolver la mitad de las entradas a cerca de trescientas personas que se negaban a abandonar el lugar sin ver a Mike Laure.
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