Canciones de grandes recuerdos como Melodía de amor, Hiedra venenosa, Siluetas, Buen rock esta noche, Confidente de secundaria, El rock de la cárcel, Las cerezas, Magia blanca, Despeinada y tantas más que quedaron para siempre en la memoria de quienes nos tocó vivir, aunque casi niños, esa época tan bella. Aquí en Hermosillo nació la inquietud de tocar algunas de estas canciones, cuando todavía no se contaba con los instrumentos apropiados como la guitarra y el bajo eléctrico, la batería, tan indispensable para este tipo de corriente musical.
Se empezaron a formar grupos llamados en aquel tiempo 'conjuntos'. El primer 'conjunto' que recuerdo es El Son Relajo, formado por miembros de la estudiantina del barrio La Inalámbrica; los integrantes eran Ramón Carpio y El Heleno en las guitarras; Arturo Contreras en la mandolina; El Cono en el contrabajo y los hermanos Botello: Temo, René y Manolo en las percusiones.
Parte de estos elementos formarían tiempo después Los Reyes del Ritmo. Tengo muy presente que en la XEDL por la calle Ángel Flores, todos los miércoles a las 08 PM había un programa en vivo llamado 'Forjando Artistas'. Allí me tocó escuchar a estos conjuntos. Los instrumentos que utilizaban eran guitarras acústicas, contrabajo (llamado popularmente tololoche), mandolina, güiro, maracas y bongoes.
Todavía escucho estas canciones por Radio Sonora en su programa "De vuelta en el ayer". En el barrio del Cerro de la Campana, en lo que hoy es el parquecito y jardín de niños 'Facundo Bernal', existió una especie de vecindario llamado La Cuadra, en el que se formó el grupo Los Topos siendo sus integrantes los hermanos Saavedra: El Chibeto y El Memo en las guitarras y Juan en los bongoes; el cantante era Ramón Burruel y en las percusiones el Tín Colitas.
Casi al mismo tiempo, en el barrio San Benito surgieron Los Rangers, con Héctor Partida en la guitarra eléctrica; un bajista y El Koreano en la batería. Este grupo, al tiempo se reforzó y cambió su nombre a Los Dart. Allí empezó a tocar Pepe Liera en la guitarra y Héctor Partida pasó al bajo eléctrico. También allí hizo sus pininos El Vikingo con el saxofón, y empezó a cantar Eleazar Fontes 'El Chachín', hoy flamante licenciado en derecho, que por cierto fue el primer cantante que lo hacía en inglés.
Volviendo al Cerro de la Campana, se juntan 3 chamacos con sueños de conjunteros y forman Los Wild Cats. Sus nombres: Arnoldo Amézquita en la guitarra eléctrica, Enrique Kiki Rodríguez con el bajo eléctrico y finalmente en la batería, Domingo Mingo Gortárez. Me acuerdo que tocaban puros temas instrumentales que andaban de moda con el grupo estadounidense Los Ventures.
Poco duraron los Wild Cats; después El Kiki pasó a la batería; Arnoldo siguió en la guitarra; Fernando Leyva, recién llegado de Mexicali, tomó el bajo eléctrico; Alfredo Rodríguez la guitarra acompañamiento llamada entonces de armonía. Formaron uno de los mejores 'conjuntos' de principios de los 60, su nombre: Los Challengers. Este grupo ensayaba en la Casa de Huéspedes Alma, lo que hoy es la Universidad de Hermosillo. Poco después empezó a cantar con ellos el Kiko Fierros, quien llegó de Cananea a estudiar a esta ciudad a la escuela de moda: la de Artes y Oficios. Y bien, con esta semblanza hemos terminado, por ahora, este intento de recordar el nacimiento de los grupos musicales en Hermosillo. En canchas y salones populares, los bailes terminaban en tremendos pleitos. La gente estaba acostumbrada y como que ya lo esperaban; lo bueno para los conjuntos musicales era que con ellos no se metían, había una especie de regla no escrita y se respetaba...
Continuando con este intento de recordar el nacimiento de los grupos musicales en Hermosillo, empezaremos por decir que en los sesenta surgieron varios conjuntos en los barrios y colonias de nuestra capital, como Los Gamy Rams de Villa de Seris: Los Road Runners del Ranchito; Los Reyes del Ritmo y Los Monarcas de la 5 de Mayo. Estos últimos se convertirían en Los Cheyennes, grupo que produjo muchos buenos músicos.
De la Hacienda de la Flor, Los Aztecas; Los Thunder Kings de la placita Miguel Hidalgo, y en la San Benito, Los Hoppers y Los Dangers. Y en el Cerro de la Campana siguieron con éxito Los Challengers. Fueron estos de los conjuntos más sobresalientes de principios de la década, porque a mediados de ésta se formó un grupazo que con el tiempo triunfaría en grande a nivel nacional e internacional.
Algo que permitió que prevalecieran estas corrientes musicales fue la existencia de salones de baile populares como: El Cuauhtémoc, llamado entre la raza El Cuacuá; el Flamingo y el Xochimilco en Villa de Seris; el Dos X en la colonia Olivares y Highlife que pasaría a ser Los Pingüinos. Vienen a nuestra memoria grandes recuerdos al mencionar estos añorados lugares. Además estaban las famosas canchas en los barrios como La 4, La Olivares, El Palo Verde, El Jito, El Ranchito, El Mariachi, en fin, habían bastantes fuentes de trabajo para los conjuntos.
Generalmente estos bailes en las canchas terminaban en tremendos pleitos, pero como que esto formaba parte del baile. Ya la gente estaba acostumbrada a este final y como que ya lo esperaban. Lo bueno para los conjuntos musicales era que con ellos no se metían, había una especie de regla no escrita y se respetaba. Pasando a otro recuerdo, aquellos días en que a la cornisa de Mazón Hermanos, frente al mercado municipal, subían grupos a tocar mientras que estudiantes de "la prevo" y gente del pueblo nos poníamos abajo a escuchar.
Toda la chavalada tratábamos de andar a la moda, con nuestras melenas y patillas un poco largas; los botines con tacón cubano, los sacos con su cuello mao y la sudaderas cuello de tortuga. Toda esta corriente de vestimenta nos llegaba de Estados Unidos y ellos, a la vez, la tomaban de Inglaterra, pues allá nacía todo esto. Eran los tiempos de la ola inglesa. Sus principales creadores eran Los Beatles, genios musicales del momento e innovadores de todo este movimiento, tanto musical como de vestir a nivel mundial..
EL NACIMIENTO DE LOS GRUPOS MUSICALES
El fundador de La Fusión fue el gran guitarrista de rock y director musical Arnoldo Amézquita, con su experiencia de años tocando con los mejores grupos en Tijuana y el D.F.. En columnas anteriores hemos platicado sobre los grupos y lugares que existían en los cincuenta y sesenta, en un intento por recordar el nacimiento de los grupos musicales en Hermosillo, de manera que entraremos con nostalgia y a la vez entusiasmo, por la puerta grande los recuerdos a los legendarios años de los setenta.
Hay tanto de qué platicar de esa década; los grupos ya estaban mejor equipados, nuevos amplificadores como Rustom, Marshall, Ampeg, Acoustic con nueva tecnología; las guitarras Gibson, Gretsch, Epiphone, Rickenbaker... nuevos efectos de sonido; el órgano y el piano eléctrico formaron parte básica en los conjuntos; sale a la venta Moog y el sintetizador. Todos estos avances en la tecnología enriquecieron el sonido. Además los músicos tenían más experiencia, pues ya algunos sumaban años de camino recorrido, haciendo que los grupos se escucharan más en serio. A diario llegaban los éxitos musicales del hit parade de los Estados Unidos, fue este el tiempo de la psicodelia, los hippies, llamados 'los hijos de las flores' con su vestimenta estrafalaria y su filosofía pacifista.
La 'V' de la victoria en la mano y la famosa frase Amor y Paz. Las cabelleras largas, lo más largas que se pudieran, pantalón y camisa de mezclilla, huaraches o botas; los colores de la ropa muy subidos y sin combinación. Esta muda abrazó a la juventud mundial. Brota desde lo más profundo de mi corazón una ardiente lágrima al recordar esos añorados tiempos que marcaron honda huella en nuestras vidas.
LOS AÑOS SETENTA
A principios de los setenta hubo un gran movimiento musical en Hermosillo con grupos de rock como La Proyección, La Marina, La Fusión, Interrogación, todavía seguían Los Hooper, Los Cheyenes y Los Flippers, de los más importantes. Pero sin duda el mejor fue La Fusión, dicho esto sin ánimo de lastimar los sentimientos de nadie. El fundador y cerebro de La Fusión fue el gran guitarrista de rock y director musical Arnoldo Amézquita con su experiencia de años tocando con los mejores grupos, tanto a nivel local como en Tijuana y el Distrito Federal.
Hubo diferentes etapas en el grupo, con diferentes músicos. Al principio se fusionó con Lalo Orduño, excelente bajista; Ricardo El Pájaro, de los mejores bateristas y por supuesto, Arnoldo en el requinto y voz, ganando así un concurso celebrado en el Auditorio Cívico, por haber hecho la mejor versión al tema Inagada la vida del grupo Iron Butterfly. En ese concurso participaron además de La Fusión, Los Hoppers, Los Flippers y otro grupo más. Estos hicieron una copia de lo más parecida a la original, pero La Fusión dio una muestra de creatividad en la parte de los solos al improvisar cada músico con su instrumento, lo que les valió sin duda alguna el primer lugar.
Ya desde entonces demostraron lo que sería el grupo más adelante. Hablar de La Fusión es hablar del mejor grupo de rock en el noroeste en la época de los setenta; poco tiempo después salieron de sus filas Lalo Orduño y El Pájaro, entrando a tocar el bajo el Nachito Hernández (su servidor) recién llegado de Tijuana con toda la "onda" de allá, tanto musical como de vestimenta, cayendo como anillo al dedo con este grupo. En la batería entra Rodolfo Ambriz, el cual estuvo corto tiempo, para que hiciera su aparición el baterista que más tiempo duró y a quien le tocó una de las mejores épocas, me refiero a René García, muy aplicado y con una forma de pegarle al pedal del bombo con mucha onda. Casi al mismo tiempo entró a cantar Fito Bojórquez, y enseguida se integró con el órgano Ernesto Neto Pablos, quien acababa de terminar con Los Pulpos en el Distrito Federal, recuerdo que se compró un Yamaha y así empezó una muy buena época para el grupo, ya más completo. La clave para que sonara bien fue el ensayo que era tres o cuatro días a la semana, la consigna: montar dos o más canciones, dependiendo del grado de dificultad, todo esto bajo la dirección de Arnoldo.
Por algo gustaba a la gente, cada semana se estrenaba nuevo material, además la forma de vestir, las cabelleras largas y el estilo muy tijuanero de tocar le llegó al público. La Fusión tocó en los mejores bailes y fiestas, no había eventos especiales en donde no estuviera, ya fuera en los famosos bailes rancheros en las canchas de la Unison, bien alternando con Los Cadetes de Nogales o en el baile Blanco y Negro en palacio; en el Casino de Hermosillo, en La Muralla, por supuesto en los bailes populares como en Los Pingüinos, el Flamingo y el Xochimilco.
Seguido se hacían bailes en el gimnasio de la Unison, donde hoy está el Centro de las Artes. En 1971 trajeron al Auditorio Cívico al grupo inglés Christy, famoso por sus éxitos Yellow river y San Bernardino y La Fusión abrió aquel concierto, estuvo totalmente lleno.
En otra ocasión se presentó en el gimnasio el grupo La Revolución de Emiliano Zapata, que andaban pegando fuerte con Nasty sex. Se les propuso alternar con La Fusión y no quisieron ¡quién sabe por qué¡, pero si se hubiera hecho, los de La Revolución iban a salir musicalmente revolcados.
Hubo un tiempo en que se incluyó al grupo trombón, saxofón y trompeta, pues andaban pegando las bandas como Chicago, por nombrar a una. Esta fue otra etapa, siempre tratando de estar al día. En 1972 salió un contrato para Tijuana, en el mejor lugar de música, el New Mikes, era por un mes como prueba, prolongándose a casi un año, algo determinante para cambiar de estilo musical y pasar del rock al funk, pues eso era lo que se tocaba allí. En próxima ocasión trataremos esto con más detalle, gracias a nuestros amables lectores por su aceptación a esta sencilla columna.
TIZOC, UN SUEÑO INCOMPLETO
Una abrazo amistoso para nuestros amables lectores que han seguido esta columna que ha bordado sobre el nacimiento de los grupos musicales en Hermosillo, esta es la última de la serie. Para cerrar con broche de oro sería imperdonable omitir a un grupazo que se formó en 1976, que a pesar del corto tiempo que duró causó grata impresión entre el público ávido de la buena música: nos referimos a Tizoc. Esta agrupación nació de la idea de dos buenos amigos: Ignacio Nachito Hernández y Arnulfo Miranda Obregón.
El primero con la ilusión de formar su grupo y su gran amigo Arnulfo de apoyarlo con el equipo musical para después abrir un propio centro de baile y que más adelante sería el Mixcoacalli. La idea era fabulosa y las condiciones estaban dadas para lograrlo, se empezó a trabajar para cristalizar esta ilusión. El primer paso fue buscar a los elementos claves lo cual no fue difícil. 3 ex integrantes del legendario grupo de rock La Fusión contituyeron las bases: Mario Castro con su guitarra; René García en la batería y el Nachito Hernández, su servidor, con el bajo, voz y dirección musical, Paco Aguilera, gran tecladista recién llegado de Toluca, quien venía acompañando el show de Maximiliano, cantante y compositor argentino quien se presentaba en La Reja del motel Valle Grande. A Paco le gustó la idea del Tizoc y decidió quedarse para formar parte importante en el grupo; Agustín Gutiérrez, estupendo saxofonista local, con gran trayectoria dentro de las mejores orquestas, entró a formar parte de esta nueva organización; el sax tenor era su fuerte. Así con este compacto grupo de músicos empezamos a ensayar fuerte; ya para entonces se contaba con todo el equipo necesario gracias al apoyo de Arnulfo, tal y como él había prometido. Se armó un buen repertorio con temas de Gino Vanelli y Deodato, 2 grandes músicos y compositores; el primero italiano y el otro brasileño. Para interpretarlos se requería conocimiento musical, gran destreza y energía; además se sacó lo más nuevo del hit parade. A la vuela de poco tiempo Tizoc estaba listo para presentarse en público. Mientras se abría nuestro centro de baile se acordó tocar en eventos para irse fogueando y conocer la reacción de la gente. El debut fue en La Reja del hotel Valle Grande, alternando con el grupo Asturias, magníficos músicos. Ahí se hizo una corta temporada suficiente para darnos a conocer, siendo aceptado con gusto. Salió un contrato para el Casino de Hermosillo, en un baile alternando con la fabulosa orquesta de Manuelito García. Al gerente de eventos de lugar le gustó el estilo de Tizoc, ofreciendo un atractivo contrato como grupo exclusivo para todos los eventos por venir y así empezó una buena temporada, alternándola con bailes en salones populares como el Xochimilco, Flamingo y Los Pingüinos.
Ya para entonces había entrado a cantar Víctor Manuel Gaspar, reforzando con su estupenda voz esta agrupación. Se consiguió la exclusividad de los bailes que se hacían en el gimnasio del Colegio Regis, en fin, empezamos con el pie derecho; había mucho trabajo y la clave de todo esto fue el repertorio tan selecto con el que se contaba y porque no decirlo ¡estaba bien tocado! Por otro lado, se complicó conseguir dónde abrir nuestro centro de baile que era el objetivo final. Además hubo cambios en el grupo, salió Paco Aguilera con su forma tan elegante de manejar la armonía en los teclados, para que en su lugar entrara el Temo Ruelas, acabado de llegar de Los Ángeles, California. Gran guitarrista pero mejor amigo, casi hermano, quien traía un repertorio muy moderno: Herbie Hancok” con su estilo de jazz fanqui; Chic Corea y Pat Martino. Con esta nueva corriente musical se montó un buen archivo iniciando una segunda buena etapa. Las cosas continuaron marchando bien; siguieron los buenos eventos y para completar la racha se presentó la oportunidad esperada tanto tiempo: finalmente se abriría nuestro propio centro de baile y como por arte de magia apareció nuestro local llamado Mixcoacalli ubicado en lo que hoy es el edificio del Congreso del Estado. Funcionó muy bien al principio; iba muy buena gente y se pasaba un rato agradable, bailando y escuchando la buena música de Tizoc, pero empezaron los problemas con el permiso de alcoholes y el contrato definitivo de arrendamiento del local. De pronto todo se tambaleó, nunca se nos dijo que había planes del gobierno para hacer en toda el área edificios como la cámara de diputados, que quedó exactamente donde estaba ubicado nuestro querido centro de baile. Finalmente, ante la presión se tuvo que cerrar con toda la tristeza y frustración que implicaba esta decisión; fue este un golpe mortal para todos los que estaban construyendo este sueño y terminó con el ánimo y las ganas de seguir tocando; fue el principio del fin, un triste final inmerecido; de esta manera acabó lo que pudo haber sido histórico: el grupo se desintegró. Adios Tizoc, adios para siempre.
Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a quien siempre estuvo presente apoyándonos hasta el fin, a mi buen amigo Arnulfo Miranda. Para terminar esta columna, dije al principio que sería la última sobre este tema, pero seguiré tratando de escribir, siempre sobre música, grupos y canciones, pero ya libre de esta secuencia. La razón es que cayó como balde de agua fría para los músicos la llegada a finales de los 70’ de la onda disco. En los lugares en donde había música en vivo pusieron la nueva moda ridícula de girar canciones grabadas y despedir a los grupos. Aquí empezó una gran desbandada de músicos, tronando muchos grupos pues se acabaron las fuentes de trabajo, muchos buenos colegas se retiraron, otros que seguimos tuvimos que cambiar de género musical y tocar en uno o cuando mucho dos restaurantes y bares; después de la disco siguió la onda norteña; la cumbia de lo más chafa y ahora, la banda. Esto ha sido un degenere musical y me resisto a escribir sobre esta etapa.
Esta es la razón por la que terminó este serie del nacimiento de los grupos musicales en Hermosillo. Nos vemos en la próxima edición". (gracias a Juan Antonio Salazar por haberme compartido toda esta información).
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